Hoy en día, el bienestar de los jóvenes es una cuestión clave en los centros escolares, sobre todo a raíz de la pandemia de COVID-19. Los alumnos deben contar con las herramientas adecuadas para llegar a clase en las mejores condiciones para aprender, tanto desde el punto de vista social como físico y emocional. En este número de «Información para líderes», dos responsables educativos nos cuentan cómo están trabajando para crear una cultura del bienestar en sus centros escolares y de qué manera les está ayudando la tecnología.
Entrevista: Educación infantil, primaria y secundaria
El alumnado no puede concentrarse en aprender si sufre ansiedad y otros problemas.
Susannah Fowler, directora del colegio The Gardens School de Auckland (Nueva Zelanda), formó un equipo y creó un espacio dedicado al bienestar como respuesta a una crisis en su centro.
Entrevista: Educación superior
El bienestar es fundamental para progresar en un entorno académico.
Marie Marino, decana de la Escuela de Enfermería de la Universidad Thomas Jefferson, en Pensilvania (Estados Unidos), analiza la importancia de la tecnología para facilitar recursos de bienestar a alumnos y profesores, en especial dentro de la profesión médica.
Herramientas y recursos para fomentar el bienestar
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Susannah Fowler
Directora, The Gardens School South Auckland (Nueva Zelanda)
¿Podrías presentarte?
Me llamo Susannah Fowler y soy directora de The Gardens School, un colegio del sur de Auckland (Nueva Zelanda). En nuestro centro tenemos unos 640 alumnos de entre 5 y 12 años. Es una escuela pública completamente colaborativa con un alto grado de digitalización que ofrece un entorno de aprendizaje innovador.
Últimamente, el bienestar se ha convertido en una gran preocupación. ¿Nos puedes hablar de lo que piensas sobre la importancia del bienestar en la educación?
Antes de la pandemia de COVID-19, observamos que nuestros alumnos mayores tenían cada vez más problemas de salud mental: ciberacoso, depresión, autolesiones… Y sus familias venían a vernos en situaciones muy desesperadas. Me di cuenta de que la escuela no había dado a estos alumnos las estrategias necesarias para hacer frente a los retos que se les planteaban.
Uno de cada diez adolescentes de Nueva Zelanda sufrió malestar psíquico en 2020 y 2021.
Uno de cada diez adolescentes de Nueva Zelanda sufrió malestar psíquico en 2020 y 2021.*
Por eso decidí que el bienestar debía ser una prioridad para todo el centro y no responsabilidad exclusiva del personal docente. El alumnado no puede concentrarse en aprender si sufre ansiedad y otros problemas. En 2019, le pedí a nuestra profesora de Educación Física, Lisa Cosford, que fuera nuestra coordinadora de bienestar. Era alguien en quien los alumnos confiaban mucho, así que encajaba fenomenal. Enseguida propuso y diseñó un nuevo plan de bienestar que ella misma dirige.
¿En qué consiste este plan y cómo se integra en vuestro centro?
Es complicado dar a un docente un plan de bienestar y decirle: «Venga, haz que tus alumnos estén mejor».
Para mí, la prioridad es que los maestros enseñen y que la dirección y el equipo de bienestar se encarguen de todo lo demás.
Para mí, la prioridad es que los maestros enseñen y que la dirección y el equipo de bienestar se encarguen de todo lo demás.
Así que hemos creado canales de comunicación y hemos formado tanto al profesorado como al alumnado para que los usen. En las clases hay unos dispositivos iPad que los alumnos pueden usar siempre que quieran para hablar con Lisa. Los profesores y yo también recibimos una notificación. Si son los docentes quienes necesitan ayuda, pueden escribirnos a Lisa o a mí desde su dispositivo y retomar sus clases enseguida. Todo se articula alrededor del bienestar, que se ha convertido en parte de nuestra cultura, no es un simple plan.
Lisa se lleva a los alumnos a una zona que hemos reservado para su bienestar y que llamamos el Zen Den. Pueden ir en cualquier momento si sienten ansiedad durante las clases. Está en el centro del colegio, así que todo el mundo puede verlo.
¿De qué manera fomenta el Zen Den el bienestar?
El Zen Den es un espacio de calma con manualidades, juegos, un piano y zonas donde los chavales pueden descansar si se agobian. Lisa realiza actividades que ayudan a los alumnos a expresarse, ya sea a través de las artes o de otras actividades. Además, allí también cuentan con herramientas tecnológicas: por ejemplo, pueden hacer música con GarageBand. De hecho, hace poco, en el concurso de talentos del colegio, una alumna de 9 años tocó una canción que había compuesto con GarageBand en el Zen Den sobre la necesidad de ser ella misma. Fue genial.
Ahora, y sobre todo después de la pandemia, los chavales pueden relacionarse gracias a la tecnología, haciendo vídeos en el iPad o creando contenido que luego comparten con sus profesores o con los compañeros. Con Lisa dedicada al 100 % y los recursos que hemos puesto a disposición del alumnado de todos los niveles, nos hemos comprometido a que el bienestar sea tan importante en nuestro centro como cualquier asignatura. Esperamos que estas habilidades les sirvan si más adelante se enfrentan a una situación de crisis.
¿Qué impacto crees que han tenido estas iniciativas?
El mayor indicador de éxito es que el número de conflictos que tienen los alumnos en el patio del comedor ha bajado de forma apreciable. Aún hay algún que otro caso, pero son mucho más leves que antes de poner en marcha el Zen Den.
Cuando vienen los padres y madres preguntando por el bienestar de sus hijos, puedo explicarles claramente cuáles son los siguientes pasos en el centro. Suelen ser muy sencillos (hacer un seguimiento y reunirnos con el equipo de bienestar), pero para las familias es muy tranquilizador saber que sus hijos e hijas cuentan con ese apoyo. Tener un equipo y un espacio para el bienestar está siendo algo muy positivo tanto para nuestro centro como para nuestra comunidad. Para mantener este enfoque hemos tenido que hacer un esfuerzo muy grande, pero toda la plantilla está trabajando en la misma dirección. Para el profesorado, es más fácil participar si saben que cuentan con el apoyo del resto del equipo. Y, a pesar de todo ese esfuerzo, creo que es algo que cualquier colegio podría replicar, porque aquí se está haciendo.
¿Qué consejo darías a los responsables educativos que quieran empezar a priorizar el bienestar?
Es importante recordar que los estudiantes son algo más que un depósito en el que volcar información. En Nueva Zelanda, tenemos un concepto educativo maorí que dice: «Antes de enseñarme, conóceme». Un maestro debe conocer bien a su alumno para saber cómo enseñarle. La filosofía de nuestra escuela es ganarnos la confianza de cada uno de los estudiantes conociéndolos de verdad y aceptando su cultura y su familia.
Si tuviera que dar un consejo a otros responsables educativos, les diría: «Empezad». No pasa nada si luego tienen hacer ajustes a medida que avanzan, pero dejarlo para más adelante no es bueno para nadie. Tenemos muy poco tiempo para estar con estos chicos y, si podemos hacer algo hoy que les ayudará en el día de la mañana, hagámoslo.
Decana, Escuela de Enfermería de la Universidad Thomas Jefferson Pensilvania (Estados Unidos)
¿Podrías presentarte?
Soy Marie Marino, decana de la Escuela de Enfermería de la Universidad Thomas Jefferson. Mi carrera profesional se ha desarrollado en paralelo en los ámbitos clínico y académico. En el aspecto clínico, he trabajado como enfermera forense evaluando casos de maltrato y abandono infantil. Mi trayectoria académica comenzó en la Stony Brook University. De allí vine a Filadelfia hace cuatro años y medio para asumir el cargo de decana de la Escuela de Enfermería de la Universidad Thomas Jefferson.
La Universidad Thomas Jefferson gestiona el Jefferson Health, un sistema sanitario formado por 18 hospitales, entre los que están algunos centros de rehabilitación de prestigio mundial. Nuestro equipo está formado por 100 personas, entre profesores y personal, que atienden a 1500 estudiantes de grado, máster y doctorado.
¿Qué opinas de la necesidad de apoyar el bienestar de los alumnos en la educación? ¿Cuál es el papel de la tecnología?
El bienestar es fundamental para progresar en un entorno académico y ahora es más importante que nunca atender a ese tipo de necesidades del alumnado. Es algo transversal, que afecta a todas las facetas de la vida académica, desde las calificaciones hasta las relaciones con los compañeros, la salud psicoemocional, y las decisiones vitales. Llevo toda mi carrera trabajando en la defensa de la infancia, por lo que el bienestar de los niños y adolescentes siempre ha sido una prioridad para mí. Sin embargo, con la pandemia de COVID-19 pude ver de primera mano el impacto que un deterioro en el bienestar puede tener en los resultados académicos y las posibilidades de progresar de un alumno.
En Estados Unidos, casi tres cuartas partes de los estudiantes universitarios confesaron sufrir episodios moderados o graves de malestar psíquico.
En Estados Unidos, casi tres cuartas partes de los estudiantes universitarios confesaron sufrir episodios moderados o graves de malestar psíquico.*
En mi opinión, la tecnología tiene un papel fundamental en el bienestar de los alumnos, porque se vincula a su dominio del uso de herramientas y dispositivos electrónicos. Y, por primera vez en la historia, el profesor sabe menos de tecnología que el alumno. Como parte de su formación, nuestro alumnado debe conocer bien la tecnología, y eso puede ser un reto para los docentes. Por eso, cuando pusimos en marcha el programa de iPad individuales lo que buscábamos era enseñar a los estudiantes y profesores a usar estos dispositivos y a acceder a los recursos disponibles.
Sabíamos que era muy importante ayudar a ambos a incorporar el iPad en su formación, sus estudios y su vida en el campus.
Sabíamos que era muy importante ayudar a ambos a incorporar el iPad en su formación, sus estudios y su vida en el campus.
¿Cómo te planteaste el uso de la tecnología para fomentar el bienestar de los estudiantes?
En primer lugar, identificamos a los alumnos que empezaban a dar señales, como pueden ser los que faltaban a clase a menudo. Informamos a los profesores sobre los recursos disponibles para estudiantes y promovimos la realización de controles de bienestar.
Además, desde entonces, hemos tenido la suerte de implantar varias soluciones tecnológicas que nos están ayudando a desarrollar esta iniciativa. Una de ellas es TJae, el chatbot de inteligencia artificial conversacional de la Escuela de Enfermería, que hemos desarrollado en colaboración con nuestro proveedor AI Collaborator.
Los alumnos ya no necesitan que haya una persona respondiendo sus preguntas. Hemos desarrollado una solución que encaja en su vida diaria, porque desde el móvil pueden hacer preguntas a TJae y recibir la respuesta al momento. Por ejemplo, TJae puede decir a los alumnos cómo acceder a un recurso académico concreto o cómo contactar con los servicios universitarios, como el centro de orientación. Los estudiantes incluso han desarrollado una especie de camaradería con TJae y a veces hasta hablan con la aplicación como lo harían con alguien de su clase. Se cuentan chistes, se hacen cumplidos y hasta se emocionan cuando TJae les dice algo bueno. Y si TJae no sabe la respuesta, siempre tienen la opción de preguntar a una persona.
El personal administrativo y docente también puede usar TJae para enviar preguntas y encuestas a los alumnos, por ejemplo, preguntas de repaso para un examen o cuestionarios para saber su nivel de estrés o cómo se sienten. Hay veces en que los alumnos solo pueden hacer lo que tienen delante en el momento, no pueden pensar más allá, y TJae les ayuda a aliviar el estrés porque les da los recursos que necesitan en el momento justo. TJae no sustituye el trato humano, sino que anima a los jóvenes a estar en contacto con todo tipo de recursos, incluidas las personas.
Además de contribuir al bienestar diario de los alumnos, les enseñamos a gestionar los momentos traumáticos a los que pueden enfrentarse en la práctica de la enfermería. Usamos la realidad virtual para simular situaciones de violencia en el lugar de trabajo, por ejemplo, o el deterioro de pacientes usando el iPad y gafas de realidad virtual. La experiencia consiste en una sala de realidad virtual donde se expone a grupos de estudiantes a situaciones traumáticas a través de tecnologías que se pueden aplicar en el iPad. De esta forma, podemos trabajar con los posibles retos a los que se enfrentarán en un entorno médico real. Simular estos escenarios con la tecnología permite a los profesores informar a los alumnos y reforzar su bienestar emocional en un espacio seguro.
Pero no todos los procesos que hemos puesto en marcha con este objetivo están tan basados en la tecnología. Y también tenemos a nuestra Jefa de Apoyo Emocional: se trata de Maggie, una hembra de Labrador Retriever adiestrada que es nuestra perra de ayuda.
¿Qué impacto crees que han tenido estas iniciativas?
En términos de impacto, un 86 % de nuestros alumnos usan TJae y el 52 % de los usuarios activos han enviado algún mensaje durante el semestre de otoño. TJae funciona genial en el iPhone porque los alumnos pueden participar directamente. Además, este canal nos permite enviarles comentarios positivos, entre otras cosas. Los estudiantes están motivados y tienen una actitud positiva. Para algunos, puede que esas sean las únicas palabras de apoyo que reciban en todo el día.
El impacto también es mayor. Es importante que los alumnos sepan dónde pueden encontrar recursos para mejorar su bienestar y que sean responsables de ese ámbito de su vida, porque queremos que trasladen este hábito a sus pacientes. Por eso les decimos: «Si os vais a dedicar a la enfermería, no fuméis, porque lo que tenéis que hacer es animar a la gente a no fumar». Es lo mismo que enfatizar la importancia del bienestar y repetir afirmaciones positivas: les estamos enseñando los conocimientos, las habilidades y los comportamientos de la profesión para la que se están formando y que transmitirán a sus pacientes. Y también les estamos preparando para seguir aprendiendo y, esperemos, para contar con las herramientas de bienestar necesarias para ser unos ciudadanos productivos y sanos.
¿Qué consejo darías a los responsables educativos que quieran empezar a priorizar el bienestar?
A menudo oímos que para mejorar el bienestar es necesario desconectar. Yo no estoy muy de acuerdo con eso. Creo que la tecnología desempeña un papel fundamental a la hora de mejorar el bienestar de los estudiantes. Gracias a ella, podemos valorar la salud psicoemocional, y poner de relieve los recursos de bienestar. Una menor participación de los estudiantes por sí sola, tanto si es digital como en persona, puede indicar que existe estrés mental o físico y servir de estímulo para aumentar los esfuerzos.
Así que el primer paso para proteger, preservar y mejorar el bienestar del alumnado es conocer su estado actual. Preocuparnos por el bienestar de nuestros alumnos demuestra la importancia que damos a su capacidad para desarrollarse, rendir y tener éxito.