El coaching transforma: Cambiarse a uno mismo

Recuerdo cuando en el Colegio nos invitaron a tomar el curso de Apple Learning Coach (ALC). Al investigar de qué se trataba, una frase captó mi atención: “Empoderar a los maestros para empoderar a los alumnos”. Soy director del área encargada de las asignaturas de artes, deportes y tecnología, y en esa frase encontré reflejada una de las áreas de mejora que había identificado en los docentes con los que trabajo. Esa fue mi motivación inicial para inscribirme en el curso.

Normalmente, uno se acerca al coaching buscando herramientas para apoyar mejor a los docentes, especialmente en el uso de la tecnología como recurso para enseñar y aprender. Además, como directivo, mi labor suele girar en torno a dirigir, guiar y dar rumbo. Por eso, al comenzar el curso, enfoqué mi participación en encontrar estrategias para apoyar de manera más efectiva a mis maestros.

Pero hubo algo con lo que no contaba: el coaching transforma.

Una verdadera acción de coaching —ya sea al darla o al recibirla— lleva consigo un potencial transformador. Y eso fue lo que me sucedió. Tomar este curso con seriedad cambió mi enfoque prácticamente desde el primer diario de trabajo que nos ofrecieron. No voy a compartir aquí los materiales ni el contenido del curso (de hecho, los invito a inscribirse cuando Apple abra nuevos espacios). Lo que sí quiero compartir es que adoptar el enfoque del coaching me transformó.

El cambio fue pasar de pensar en el qué hacer, a enfocarme en el cómo hacerlo. Desde esta experiencia, estoy convencido de que cuando se decide apoyar a otros docentes desde el coaching, el primer paso es comenzar por uno mismo. Reflexionar honestamente sobre el cómo es fundamental, porque el coaching no se trata de dar respuestas, sino de generar relaciones que ayuden a cada docente a definir su propio camino, a descubrir por dónde avanzar y, si se extravía, ayudarlo a redescubrir su brújula para reencontrar su rumbo.

Acompañar no es lo mismo que dirigir. Por eso, este curso me permitió replantear mi forma de orientar, llevándome a un enfoque mucho más centrado en el acompañamiento. Y ese cambio transformó mi práctica, facilitando además la construcción de un plan de acción en coaching alineado con mis funciones como directivo.

Brindar coaching a los maestros implica empezar por uno mismo: analizar nuestra propia relación con la tecnología para enseñar y aprender, y revisar la manera en que nos acercamos a nuestros colegas. Es clave reconocer que cada docente es distinto, tiene su propio ritmo y actitudes frente a la tecnología. Desde ahí, el rol del coach es acompañar, motivar y generar confianza, haciéndoles sentir que no están solos en su camino.

Cada nuevo ciclo o plan de coaching debería comenzar con una autoevaluación: volver a preguntarnos por el cómo, siendo conscientes de que acompañar es el verbo más importante del coach.

Si brindas coaching, te invito a regalarte unos minutos de tranquilidad, leer este cuento de Anthony de Mello y dejar que su mensaje resuene donde tenga que hacerlo. Luego, reflexiona sobre estas preguntas:

  • ¿Cuál es tu motivación para brindar coaching?
  • ¿Con qué verbos describirías tus funciones principales como coach?
  • Al revisar tus acciones de coaching, ¿diriges o acompañas?

Permite que el coaching comience contigo. Déjate transformar como coach para empoderar a los maestros al enseñar, y así ellos podrán empoderar a sus alumnos al aprender.

SaludOZ

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